domingo, mayo 11

Domenica

Ha pasado el tiempo. Hace ya más de un mes desde que bajé a lo más hondo. Y ahora estoy intentando escalar. Lo pienso y, es que no me va a ayudar en nada estar triste ni lamentarme por lo ocurrido.
Hace unos pocos días me marqué el punto de inflexión que necesitaba. Hasta ahí he llegado. Y nada más tomar la decisión ya subí un escalón. Claro que me deprimo, constantemente, pero ahora me levanto, ahora me controlo. La gente lucha día a día por el simple hecho de llevarse algo a la boca. No tengo derecho a estar triste. Al menos no a mostrarlo.
Esto no es arte, esto solo es un texto, la única forma que encuentro de confesarme a todos y nadie a la vez.
A veces recuerdo sus labios y me quiero tirar por la ventana. Pero no, he sido un cobarde toda mi vida, y aunque para quitarme de en medio también necesitaría valor, es el momento de ser fuerte.
¿Y qué si no tengo a nadie que mataría por mí? Aprenderé a matar por mí mismo.
Claro que necesito a alguien a mi lado que me abrace y que me diga que me quiere, pero supongo que no es el momento. Hace unos días ni siquiera podría escribir esto, ahora aprieto los puños.
Quiero ser fuerte, fuerte como no he sido nunca. Quiero verla en un tiempo y poder sonreírle desde el corazón, poder darle un abrazo sin que ninguno de los dos quiera echarse a llorar, y bueno, alegrarme por ella si consigue ser feliz, a fin de cuentas, sé que la voy a seguir amando siempre.
Solo quiero depender de mí mismo y vivir para mí mismo. Ya me he dado cuenta de que nadie va a vivir para mí, de que nadie va a dejar una fiesta, o una tarde con otros amigos para estar conmigo cuando tenga ganas de matarme. No sé, quizás esa es a clave para ser feliz. No quiero ser así, no pienso serlo, pero ya es hora de dejar de pensar en todos antes que en mí.
Estoy decidido a conseguirlo, y espero que tú también. Sé feliz.
Como Roma, que era perfecta, se hizo ruinas, y ahora es aún mejor.