miércoles, abril 22

22 de abril

Parece un día más, pero nada más lejos de la realidad.

Hace exactamente un año que cambió todo. Demasiadas fotos sin significado aparente. Dos personas desconocidas y algún que otro lazo hasta entonces ajeno.

Un 'bú' en el momento preciso.

Podríamos pensar que unos segundos antes o unos segundos después todo habría sido diferente. Y tal vez hubiera sido así. Pero quizás por suerte o quizás porque el destino no tenía ganas de seguir alargando la espera, llegó ese instante.

Nadie podía haber previsto lo que estaba por venir. Nadie podía pensar que 119 kilómetros iban a ser cada día menos. Ni que en caso de convertirlos en cero, íbamos a ser como somos. Ni siquiera yo podría haber imaginado que se podía ser tan feliz como soy a su lado.

Al fin y al cabo, ya conocéis el resto de esta historia que apenas ha comenzado. Porque sí, si decide aguantarme, espero seguir con esta historia el resto de mi vida.

Feliz 22 de abril,
Te quiero demasiado Tere.

lunes, noviembre 17

La personas escriben sobre amor..

Como un agujero en mi pecho. Así es su ausencia. Y la mayoría del tiempo la tengo.

Las personas escriben sobre amor por naturaleza. Incluso el más duro y la más dura se ablandan cuando aman, solo que no siempre sale bien, no siempre se da con la persona adecuada. Los corazones se rompen. Hay gente que decide restaurarlos y gente que decide dejar por el suelo los miles de pedazos. Este el paso que diferencia el amor del odio.
Personalmente he visto gente que ama, sin más. Gente que cree que ama y no lo hace. Gente que dice que se enamora por ver una cara bonita. Gente que tiene una vida de mierda y al recibir un poco de cariño creen tocar el cielo. Gente que ve amor y busca enamorarse. Gente que se niega a amar porque ya sufrieron en su momento. Gente que no sabe lo que es amar.

Para la mayoría solo soy un niñato que cree saber de lo que habla. Y quizá tengáis razón, ¿por qué no puedo ser uno más que cree que ama sin hacerlo? Pero la verdad es que ya he vivido gran parte de las cosas que escribo. Quizá demasiado pronto. Yo no sabía lo que era amar -si os pasa esto es una gran putada-. Vi una cara bonita sin sentimientos por la que derramé lágrimas sin sentido. Después creí amar sin hacerlo, recibí un poco de cariño y me vi en lo alto. Luego aprendí a amar, lo hice, sufrí, seguí llorando y me negué a volver a intentarlo. Pero no. Ahora amo, amo sin más.

Si me viera a su lado por la calle, yo sentiría envidia de mí mismo.

Me bastó un día para confirmar que era ella. Sí, confirmar, porque ya creí saberlo incluso antes de verla. Es una locura pensarlo y más aún decirlo. Pero me bastó un día. Es probable que ni ella recuerde esto, pero en aquella despedida frente al bus, entre lágrimas -quién cojones llora en la primera cita-, se me escapó un te amo. Joder que si lo sabía, era ella. Es ella.
Podría describiros lo que es amar, pero no lo que es encontrar a la persona que es para ti, precisamente para ti, de entre tantos millones de personas. Diga lo que diga me quedaré corto.
Simplemente es algo que se sabe, algo que sientes y que nunca has sentido antes.
Como una piedra partido en dos trozos que encajan a la perfección, que se complementan como el yin y el yang -como el blanco y el negro-. Las manos encajan exactas, los abrazos son absolutamente necesarios cada día, los besos nunca sacian suficiente, su voz te hace sonreír, su sonrisa te encoje el corazón, su piel eriza la tuya. Prefieres un minuto antes que cualquier otra cosa sin ella. Te sientes vacío cuando está lejos, sientes que no puedes cuando no está. Vives para estar con esa persona.

Hay quien dice que el amor es perfecto cuando es imposible; cuando no puede llevarse a cabo y permanece para siempre tal y como es. Sin llegar a perderse, sin sufrir daños. Sin vivirlo. Pues yo nos veo por encima de eso, capaces de vivir este amor sin romperlo. Quiero gastar mi vida a su lado, sonreír y llorar con ella, Quiero ser eterno de su mano, y que ella lo sea de la mía.

Cómo evitar que se encoja mi corazón con cada uno de sus 'No me dejes nunca'.

Las personas escriben sobre amor por naturaleza. Incluso el más duro y la más dura se ablandan cuando aman, solo que no siempre sale bien, no siempre se da con la persona adecuada. Los corazones se rompen. Hay gente que decide restaurarlos y gente que decide dejar por el suelo los miles de pedazos. Este el paso que diferencia el amor del odio.

Yo decidí reconstruir mi corazón al conocerte. Decidí dejar que me ayudaras y ayudarte con el tuyo. Las personas escriben sobre amor por naturaleza, y yo escribo sobre amor por ti. Eres tú quien inspira cada palabra que estás leyendo. Gracias por hacerme tocar el cielo, por hacerme sentir mejor que el resto, porque yo tengo el honor de que me ames y me dejes amarte. Gracias Tere.

viernes, octubre 10

10/10

Los días siguen pasando; unos lo hacen centelleantes como cuando estoy contigo, otros eternamente largos como me gustaría que fueran nuestros besos. Es curioso, justo son los días sin ti los que se me hacen eternos. Pero pasan, siempre pasan, y al final volveremos a vernos.

Hace ya tres meses de aquella primera cita. Joder, aún me viene nuestro recuerdo tumbados en la playa, perdiéndome en tus ojos, sintiendo tus dedos por mi espalda. Me muero por volver a ese momento, por volver a verte. Cada día se me hace más difícil estar sin ti, pero como siempre te digo, cada día más es uno menos, uno menos para verte. Pero no este, este no es un día cualquiera. Me encantaría poder aparecer en tu puerta con un ramo de rosas y un cartel con un "te quiero" entre mis manos. Poder estar justo en este momento felicitándote entre mis brazos por seguir aguantándome, por hacerme el chico más feliz del mundo, por volverme así de loco -demasiado-. Como hacemos cada día.

Que a veces todo se complica, que no nos vemos lo que quisiéramos, que nuestros 'buenos días' y nuestras 'buenas noches' no son al oído con un beso, que no puedo acompañarte de la mano a todas partes, que no puedo abrazarte cuando tienes frío ni besarte cuando me apetece, pero joder, dime quién se quiere como nosotros, quién saca una sonrisa a su pareja con menos. A día de hoy sigues sin poder hacerte una idea de todo lo que te quiero, de las ganas que tengo de ti. Y sí, ya lo dije hace tres meses, pero te lo repito, lucharé siempre por el día en que pueda hacerte sonreír sin pensar que en unas horas se nos caerá el mundo encima, por el día en que volvamos al mismo sitio, pero sin billete de vuelta.

A Tere, la chica de mi vida, como siempre.

miércoles, septiembre 10

Podría, y lo hago.

Podría comenzar diciéndole al mundo que tú estás hecha para mí y yo para ti, pero eso está claro.
Podría decirte que me muero por verte, pero la verdad es que vivo para volver a perderme en tus ojos.
Podría decirte que no aguanto un día más sin tu sonrisa, pero sigo aguantando con tal de volver a verla.
Podría decirte que se me van a caer los labios a trozos si no los besas, pero solo se agrietan esperando el momento de encajar con los tuyos de nuevo.
Podría decirte que me muero por volver a bailar contigo, por poder recogerte cada día en tu puerta, por hacer una locura de tu mano cada día, por no levantarme y cagarme en la puta al estar tan lejos, pero eso está claro.
Podría decirte que cada despedida es como cien flechas por la espalda, pero joder, es mucho peor.
Podría decirte que mis brazos se sienten inútiles y perdidos cuando no te rodean, pero necesitan descansar para abrazarte más fuerte en la próxima cita.
Podría decirte que pienso en ti las 24 horas del día, pero es que si hubiera 200 horas, también lo haría.
Podría decirte que no quiero separarme de ti jamás, pero es que prefiero ni pensarlo.
Podría decirte que que eres mi sueño, pero también eres mi realidad.
Podría alargar eternamente esta entrada, pero prefiero decirte todo esto en persona.
Podría decirte que te quiero, pero ya lo sabes.

Hoy hace 62 días, 1488 horas o si lo prefieres 89280 minutos desde que me volviste completamente loco. Te quiero, te quiero más que a nada en el mundo.

A ti, esperando volver a sacarte esa sonrisa que me encoge el corazón.
Gracias.

miércoles, agosto 20

Palabras estériles.

Hace una hora y media que cogí cuaderno y boli pensando escribir una letra. Aún no he escrito una sola palabra. No me concentro en nada. Recuerdo todo lo que (no) ha existido. Imagino y deseo a demasiadas revoluciones por minuto. Volver a cada momento en el que seríamos infinitos a pesar de vivir a contrarreloj. Pero no. No nos dejan; y hasta la luna se ha cansado de mi mirada perdida.

Es como si hubiera cien puertas del infierno al cielo y yo hubiera derribado noventa y nueve.
Pero no me quedan llaves. La puerta es de piedra maciza. Imposible de saltar, bordear y derribar. Solo puede abrirla una persona que está detrás. Sabe que he venido, que he derribado noventa y nueve puertas solo para pasar por esa. Pero se ha sentado en una silla. Ha anclado un tablón de madera en la mirilla y se ha colocado tapones en los oídos. No me conoce, pero no quiere que pase.
Los días sí pasan. Se rumorea que mientras duermo tirado en el suelo frente a esa puerta, esa persona se levanta de la silla, arranca el tablón para observar por la mirilla cada movimiento, se quita los tapones e intenta escuchar todo lo que sucede. Cuando estoy apunto de despertar ancla de nuevo el tablón, se coloca los tapones y se sienta en la silla.
Realmente no sé qué hacer para que me escuche y abra esa puerta. Hasta he intentado plantearle entrar solo un día cada muchos, o darme a conocer para que se fíe. Es como si le regalaran la tierra más productiva posible y decidiera echar sal sobre cada centímetro de esta. Parece que la puerta de piedra crezca cada día un poco más, que cada día sea más difícil de atravesar. Imposible.

Pero aquí sigo, escribiendo pura verborrea estéril. Encogiendo mis entrañas. Consumiendo segundos como si de la ceniza de vuestros cigarros se tratara. Yo no creía en el destino, de verdad que no creía. Pero lo que si que no me creo es que ella sea casualidad. La echo de menos, hasta límites que pocos habrán descubierto. Cuando creí que sería imposible levantarme apareció; en el momento justo. Hoy estoy de pie, pisando más fuerte que nunca, y jamás dejaré que ella caiga. Y joder, si algo me ha enseñado esto, es que lo imposible solo tarda un poco más, y esa puerta va a caer tarde o temprano. Nos veremos en nochebuena.

Por ese encuentro sin billete de vuelta.